El pizzero de Napoleón y el piloto de carreras sin coche

Las figuras rebuscadas con poco sentido de jugabilidad. 


Lo sé. Sí, lo sé, existen varios libros que explican con claridad meridiana el porqué de un Madelman gasolinero si no había vehículos (a excepción del jeep y el buggy) un Madelman piloto de caza sin avión, y un piloto de carreras sin coche de fórmula 1. Lo sé, no hace falta que intente contar lo que otros han explicado muy bien. Lo que no sabemos es el porqué de varias figuras en distintas colecciones que, en principio, no tienen ningún sentido. En este mismo blog ya publicamos la historia del Madelman espeleólogo, uno de los casos más curiosos de la historia del juguete. Pero existen muchos ejemplos más: ¿Un Playmobil barrendero?* Pues lo siento mucho pero no encuentro su sentido por ningún lado, a no ser que sea la figura que ayuda a recoger los juguetes de la habitación, después de una tarde de mil y una aventuras. No es el único caso de la famosa marca. Sí entiendo que debe haber figurantes como en el cine, pero pobre del niño al que le regalen un leñador, pintor o pizzero, porque se las va a ver canutas para mezclaros con los soldados, piratas, medievales o napoleónicos, por mucho que no les importe las anacrologías. 


Entendemos que existan líneas de juguetes de colección diseñadas más para los padres que para los niños, también comprendemos que hay niños y niñas que disfrutan más con un circo o un zoo que con un fuerte o un castillo. Pero no entendemos como existen ciertas figuras que no encajan ni con calzador en ninguna aventura. Quizás seamos nosotros los que no tenemos imaginación, que todo puede ser.  




Por otro lado están las líneas que siempre aparecen en cualquier colección de figuras: piratas, princesas y vaqueros. Los juguetes comodín: doctores y enfermeros que echan una mano en cualquier incidente que pueda ocurrir en el juego. Las figuras de bañera o piscina que lidera el buceador y, por supuesto, los espías, agentes secretos, policías y ladrones. Buenos y malos en definitiva. Porque de eso se trata, de buenos y no tan buenos que se enfrentan por algo, de nuestra imaginación que crea sin parar aventuras con las figuras, fantasías que desarrollan nuestro cerebro y que desgraciadamente hemos dejado de ejercitar, de inventar, de soñar, de imaginar, de tan solo pensar. Hay quien dice que hay genios sin estudios e idiotas con doctorado.   

*Con todos mis respetos a los barrenderos, profesión digna, respetable e imprescindible (quizás más que otras).

PD.- En ningún caso se ha querido redactar una entrada machista o discriminatoria. Por un lado, porque nos aburre mucho escribir doctores y doctoras, leñadores y leñadoras, soldados y soldadas y piratas y piratos. Y en segundo lugar porque si de algo sabemos es de juguetes y de jugar y, aunque es indudable que hay que educar el gusto y corregir errores del pasado, a un niño le suele gustar más una pelota que una muñeca y a una niña pues, normalmente, lo contrario. ¡Pero ojo! que si no es así, pues muy bien también. Que como decía Groucho Marx: “Estos son mis principios. Si no le gustan… tengo otros”.

EL JUGUETE DE MIS SUEÑOS



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