Tengo la culpa. Lo sé. Y de
antemano pido perdón. En ocasiones utilizo alguna entrada del blog para exponer
otros temas que no tienen nada que ver con los juguetes, las customizaciones, los
Madelman o los Playmobil. Intento camuflar esos, mis mensajes, pero creo que no
es suficiente y se aprecian el algún párrafo y o en alguna frase suelta. Pues
en esta ocasión intentaré disimular los juguetes en pro de un mensaje muy
sencillo: la amistad, la soledad y la tenacidad.
En mi infancia y adolescencia jugábamos en la calle o
en casa de algún amigo. Teníamos los mismos juguetes y además compartíamos
cariño, refugio y confianza, acudiendo a ellos para lo bueno y para lo malo,
sin ningún tipo de complejo. Ahora, de mayores, preguntamos a nuestra pareja: ¿y si le pido a Pepito que me ayude en esto? ...como esperando con miedo que nos
diga que no, que no puede, que tiene 4 hijos, un trabajo muy estresante y que
apenas tiene tiempo para él. Pero idiota, si es tu AMIGO. Seguro que te va
echar un cable. Antes, ya de adolescentes, se solucionaban los problemas con tus
amigos y tres cañas. La familia y los amigos son fundamentales. Lo triste es que ahora es muy común superar los momentos difíciles con Diazepan, la medicina más vendida en el
mundo. Mal vamos.
Por otro lado tenemos miedo a la
decepción. ¿Y si es verdad que Pepito tu amigo desde Párvulos, te dice que no
puede ayudarte? Y empieza la desilusión y el desencanto. Pero, como decía un
psicólogo amigo mío: “Preocúpate por las probabilidades, nunca por las
posibilidades”. Es posible que te caiga una maceta en la cabeza y te mate: Sí.
Es probable: No. Pues no te preocupes hasta que ocurra, de otra forma te pasará la historia del gato de la rueda del coche… Anticipar el futuro te lleva a la
crisis.
En este tramo minúsculo de mi
vida un poco complicado, mi mujer me dijo, viendo el apoyo de familiares y
amigos: “Ni te imaginas las personas que están pensando, rezando y acordándose
de ti, ¿crees de verdad que está pasando lo mismo en el lado contrario? En
ocasiones las tragedias de nuestra vida se vuelven diminutas con el tiempo,
porque se han convertido en oportunidades. Y ahí están la familia y los amigos,
a tu lado, arropando, apoyando. No faltan. Y esa es la suerte que tengo yo.
Desde que un amigo me regale sus 30 figuras de Star Wars originales que le he
envidiado desde 5º de EGB, hasta que me llame y me diga que qué puede hacer
para ayudarme, que todas las noches piensa en mi. Y entonces voy yo y me
crezco.
Y poco a poco he aprendido a
relativizar los temas que ocurren y no te esperas, a dar valor a lo que
verdaderamente lo tiene y a disfrutar con cada mínimo detalle, esos que no nos damos
cuenta que existen ni les prestamos atención, porque la vida está para
disfrutarla. Es un regalo. Un regalo preciosísimo. Y si además hay juguetes, y
esos juguetes te los regala un amigo que te quiere, pues ya está. Contento,
feliz y alegre. Todos los días. Todos. Y a lo negativo que le den ( lo siento)
porque no estoy solo, ni cuando estoy solo.
PD.-Ya os dejo disfrutar de los
regalos de mi cumpleaños.
PD2.- Gracias a mi familia y a
mis amigos.
PD3.- He aprendido que en la
adversidad también está la felicidad. Y lo malo se ofrece.
Alberto Martínez Mora.
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