DIORAMAS DE JUGUETES


De la clásica maqueta de plástico a Playmobil

Como he comentado varias veces, mi afición por las customización y los dioramas me viene en la sangre. Es heredado de mis hermanos. Desde muy pequeño he visto cosas que vosotros no creeríais: grandes batallas con muñecos de plastilina, creados con el máximo detalle, en el largísimo pasillo de mi casa; invasiones del Séptimo de Caballería de Madelman a desafortunados indios; alemanes de Geyperman defendiendo la trinchera (el sofá) de rusos, ingleses y americanos; cientos de  soldados Montaplex destruyendo tanques y avanzando hasta el cuarto de mi hermana, sorteando pisadas y desplazamientos; He-Man contra varios Marvel, por el poder de la espada mágica… pero todos estos recuerdos NO se han perdido como lágrimas en la lluvia. He disfrutando tanto y me han marcado de tal manera, que he convertido mis recuerdos en mi afición y mi afición en mi propio trabajo. ¿Alguien puede pedir más?
 
Dibujo de Juan Javier, preparando la batalla
Continúo con la convicción que el juguete y el juego son imprescindibles para nuestra formación y desarrollo creativo. No invento nada. Pero es este mismo desarrollo el que determina diferentes cualidades a largo de nuestra vida. Jugar es importantísimo. Ya tendremos tiempo de hablar más detenidamente de esto.

Fotograma y maqueta exactamente iguales. Al mínimo detalle 
Volviendo a las grandiosas aventuras y batallas de mi infancia, en muchas ocasiones he imaginado poseer las instantáneas de esos momentos. Fotos de los grandes dioramas que creaban mi hermanos, mis amigos y yo. Como no lo he conseguido y no he querido que se me quede en el alma como una frustración, desde hace años he empezado a hacerlos. Desde muy pequeño emprendí el camino de las maquetas. Tanques, aviones, barcos, etc. con todo tipo de detalles y realismo. Observé que se me quedaba corto el proyecto de juego y diversión y empecé a “customizar” tanques. Creaba el interior de los mismos, siguiendo ilustraciones de libros que compraba y mi imaginación. Así diseccionaba un carro de combate y lo detallaba de forma muy realista por dentro. Más tarde me aventuré con fotogramas de películas que pedía en los cines. Creaba, utilizando figuras de distintas marcas de maquetas, la misma imagen del fotograma. Mi gran éxito fue la creación de un fragmento de “Salvas al soldado Ryan”. Impresionante para cualquier que entrara en mi cuarto y deslumbraba la fantasía de mi recreación.

Diorama de la película Salvar al soldado Ryan


Disfruté mucho en este camino de customs y dioramas pero no estaba satisfecho. Había que darle una vuelta más. Quizás el realismo y el detalle era demasiado. Faltaba algo. Esa pizca de gracia para destacar. Y como si de una revelación se tratara (el condensador de fluzo) me di cuenta que sobraba autenticidad y veracidad. Un Playmobil iba ser el perfecto aliado para mis dioramas y customizaciones. Un soldado alemán de la segunda guerra mundial, con un uniforme impecable, pero con una cara limpia, feliz y una sonrisa de oreja a oreja, debajo de dos puntitos que representan sus ojos. Lo he conseguido, pensé, y así es. Disfruto como un niño cada vez que hago uno de mis customs. Y he aprendido que la verdadera valía de los customs es hacer primero lo que te gusta y, segundo, poder crear aquello que no existe pero que siempre has deseado. Que a los ingenieros de Playmobil no les da por hacer una serie de El señor de los anillos, pues vas y la haces tu, que para eso tienes las manos, como dice mi madre. Se disfruta más haciendo que teniendo.

Mi última creación es un jeep americano de la guerra de Corea. La escena representa para mi, que cada uno se imagine lo que quiera, que eso es lo bonito, a un soldado americano perdido de noche, sin radio, sin munición y con el jeep averiado. ¡Terrible! Aquí os dejo la serie de secuencias de construcción, montaje, diseño, pintura, detallado y acabado, sin contaros, por el momento, cómo se hace. Ese es otro cantar y muy lejano.















PD.- ¿Por qué había siempre un soldado Montaplex buscando minas, si nunca se hicieron minas en los sobres Montaplex?

PD.- Un día dedicaré una entrada a los grandes dioramas de trenes. Las maquetas más famosas de todos los juguetes. ¿Os acordáis del Talgo de Ibertren y de sus calambrazos? Eso sí, plantearé una duda que siempre me ha rondado por la cabeza: ¿Cuál es la diversión de un tren dando vueltas? Por muy grande que sea el diorama. Quizás, una vez más, el final no sea la meta, sino el camino.

PD.- Y una vez más, gracias a mi amigo sueco de apellido impronunciable por sus fotos.

PD.- En muchas ocasiones hablo de guerra, invasiones, batallas, violencia… pero es que los niños (no las niñas) jugamos a eso. Instinto primario imagino, pero es verdad. Yo lo achaco a lo simple que somos ( de mayores también) Mi mujer dice que está encantada con sus tres niños, y que si Dios quiere, y tenemos una niña, que también lo estará, pero que con una pelota o una espada (que puede ser un palo) están tranquilos toda la tarde. John Ford, menos listo que mi mujer, decía: “Amo lo ritos militares, pero detesto el horror de la guerra”

PD.- El día que las mujeres gobiernen en todos los países del mundo, no existirán las guerras. Ellas no mandarán a sus hijos a morir.

Alberto Martínez Mora

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